¡Que nadie duerma!

¡Que nadie duerma!¡Que nadie duerma!
Tampoco tú, oh! Princesa,
en tu fría habitación
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza.
Pero mi misterio está encerrado en mí,
mi nombre nadie lo sabrá. No, no.
Sobre tu boca lo diré
(Sólo cuando la luz brille)
Cuando la luz brille
(¡No, no, sobre tu boca lo diré!)
Y mi beso fulminará el silencio que te hace mía.
(Su nombre nadie lo sabrá,
y nosotras, ay! deberemos morir, morir)
¡Disípate, oh noche!
Tramontad estrellas, Tramontad estrellas
¡Al alba venceré!
¡Venceré!¡Venceré!

Una bandera roja y amarilla sobre los hombros. Una gorra con un "10" en números romanos. Una agresión que queda impune y de la que nadie se acuerda. Un sueño de los millones que formamos parte del baloncesto. Un espigado chico de Sant Boi. Un anillo para gobernarlos a todos. Una noche en la que duermo dos horas. Vinceró! Un Trecet que llora en radio marca. Un Pedro Barthe del que también me acuerdo. Una conversación con Jabbar y Bill Russell al fondo del escenario. Un café y luego otro para intentar en vano despejarme. Una ciudad muda ante mi balcón mientras tengo ganas de gritar. Un 14 (ó 15, va en gustos) de junio para recordar toda mi vida. Unos abrazos que son mas significativos que otros. Un título. Una tercera elección de un draft. Un campeón del mundo. Un anillo. ¡EL ANILLO!