lunes, 27 de enero de 2014

¡Gracias Germán!

Hace años, tantos que mi memoria ignora los detalles, pero no el hecho en sí, Ramón Trecet, en aquel Legendario programa llamado “Cerca de las Estrellas” que nos permitió ver como se movían y jugaban aquellos jugadores que sólo veíamos en las fotos de GIGANTES, como Wilkins, Bernard King, Moses Malone y tantos otros. Pues bien, Trecet contó que un equipo había fichado a un jugador ya en la recta final de su carrera, no para jugar, si no para hacer de sparring y ayudar en los entrenamientos a la joven estrella de turno que habían conseguido en no se que draft. La cuestión es que aquella joven pretendienta (con A) a estrella, tras entrenar con el viejo rockero, subió sus números ostensiblemente, y al acabar la temporada, en una entrevista dijo que el éxito de su campaña, se debía a su entrenador, compañeros, etc.. y quería nombrar en particular al viejo rockero que le había enseñado tanto en los meses que habían compartido entrenamientos. Este “viejo” que ya no jugaba y que probablemente podría haber venido a Europa siguiendo la estela de otros Wilkins o Iceman que habían cruzado el charco para acabar sus días con otro talón que embolsarse - o con otro baloncesto por conocer, que tampoco quiero ser malvado-, tuvo una influencia y una repercusión en el juego del equipo, y por tanto, para todos, habida cuenta de que el baloncesto es un deporte colectivo donde todo cuenta, era uno mas, el jugador número trece, el jugador que sin jugar, había sido tan importante como el último reserva del equipo haciendo que el equipo creciera.
Yo tenía unas palabras guardadas para el mes de mayo, independientemente del resultado, del kilómetro donde se quedara parado el coche, no sé si en la meta o a 500 metros de la última curva, pero tenía unas palabras que diría públicamente al final de ese trayecto que acabará en unos meses.
Para mí ha sido un honor y un privilegio haber compartido tiempo de baloncesto, de anécdotas y hasta de tapas. Tener un jugador crítico con mi trabajo siempre ha sido una aspiración y un logro que he conseguido en la mayoría de sitios donde he estado.
Cuando se libró la guerra civil entre César y aquella pandilla de ineptos, pretenciosos y arrogantes, capitaneados por Bíbulo, Catón y Pompeyo, y César fue el vencedor, llenó la curia de senadores críticos, críticos con su forma de pensar, de actuar, con su modelo de gestión, con todo. César no quiso palmeros, ni partepizzas, ni lameculos, quería a los mejores que pudieran hacerle frente políticamente, porque sabía que sin reto no había mejora, y que si no tienes un rival enfrente que te haga esforzarte por alcanzar la razón y la verdad, caerás en el error de pensar que tu polla es la mas gorda y que de todos los conductores que ves por la carretera, el único que sabe conducir eres tú mismo.
A lo largo de los muchos jugadores a los que he entrenado, en mayor o menor medida, me he encontrado todo tipo de casos, desde el niño de 11 años que piensa que eres poco menos que un sabio con todas las respuestas. Hasta el jugador que bien pasada la treintena y peinando alguna cana, quemado de haber visto tanta mierda, es escéptico con cada palabra que dices. De todos se puede aprender, y en cada situación hay que saber manejarse, ya que, probablemente yo no lleve razón, y muchas veces, son mis jugadores, los que están viendo con mas claridad una situación que a mí se me nubla.
Esta primera vuelta de liga, yo he tenido la suerte de contar en mis entrenamientos contigo, he tratado de aprender de tí, de ponerte de ejemplo bueno en aquello que haces bien, y de ejemplo malo en lo que haces mal. Para mí ha sido un lujo poder contar contigo y siempre tendrás para mí la puerta abierta que las circunstancias y un sistema injusto ha impedido poder abrir del todo. No obstante, a partir de ahora me permitiré el lujo de cuando te vea, por ahí, poder decir con orgullo, aunque fuera por poco tiempo, aquel también fue uno de mis jóvenes padawan.
Por todo lo dicho y por lo mucho que me queda por decir.
¡Gracias Germán!

No hay comentarios:

Publicar un comentario