jueves, 16 de septiembre de 2010

Yo sé que fue trabajo


Se ha contado en algún que otro partido de Nadal, que cuando ganó el campeonato de España en infantiles, su tío le sentó y le mostró un listado de los últimos 20 campeones, preguntándole a continuación si conocía a alguno de ellos, parece ser que Rafa contestó que a uno o ninguno. Entonces su tío le dijo que aún no había conseguido nada y que todos ellos se creían tan buenos como él se creía en ese momento.
Ignoro si es cierto o no, me gusta creer que sí ya que para mí Rafa Nadal es el mas grande de entre todos los grandes, que los hay y muchos, y las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno pero no es plan de ir enseñándolo por ahí. Así pues, hasta donde alcanza su grandeza no es la cuestión, la cuestión es que es tan grande que compararlo con algún otro no es plato de mi gusto. Para mí Rafa es único e incomparable, porque detrás de cada Dios del Deporte hay una serie de miles de pequeñas circunstancias que hacen a cada uno de los Gasol, Alonso, Indurain, Severiano, Peñalver o Cacho, únicos e inigualables, y por tanto, fuera de toda comparación. Cada uno tendrá sus gustos.
Sin embargo en esto del basket, parece que triunfa unánimemente el señalar a Michael Jordan como el mejor jugador que jamás haya pisado una cancha de baloncesto. Yo no puedo señalarlo como tal por mas que algunos me tilden de loco, o incluso de no tener ni la mas pajolera idea. Sin embargo si alguien me preguntara quien ha sido el mas grande podría decir sin temor a equivocarme, y sin traicionar mis sentimientos, porque de sentimientos se trata también, que no ha habido nadie mas grande que MJ. Pero es que tampoco creo que haya habido nadie mas grande que Bird o Magic, y eso también constituye un problema.
Pero hoy, inspirado por el tremendo comercial de Nike, me he acordado de una estadística que describe quizá mejor que ninguna lo que ha sido Michael Jordan en este deporte de la canasta. Es cierto que su físico era privilegiado, que podía saltar y correr mas que muchos y que su coordinación y rapidez le hacían un jugador adelantado a su tiempo, pero lo que no se puede mejorar sin trabajo es el tiro, y como en el tiro de larga distancia flaqueaba, simplemente, decidió mejorarlo.
Para ello tuvo que pasar por el duro trago de "cambiar" su mecánica. Esto ya dice mucho de un jugador que siendo un tirador relativamente aceptable de media distancia, se arriesga a modificar su agarre, su mecánica y su ejecución para lograr mayores porcentajes, y luego, por supuesto, tirar, y tirar y tirar, y cuando el entrenamiento ya había terminado, seguir tirando y pasarse los veranos con duras sesiones de tiro sin las cuales, no habriá conseguido lo que luego consiguió. Así que ahí va la estadística.
Año 84/85. 9 de 52, 17'3%
Año 85/86. 3 de 18, 16'7%
Año 86/87. 12 de 66, 18'2%
Año 87/88. 7 de 53, 13'2%
La Estadística es demoledora, está claro que un jugador así, tras 4 años en la liga y con 25 años ya cumplidos, no llegará jamás a ser buen tirador de larga distancia. Como tantas veces, los que pudieron pensar aquello en su momento, se equivocaron.
El balance que había dejado aquel que estaba llamado a suceder al mítico Julius Erving no podía ser peor. Sumadas todas las cantidades, arrojan un balance de 31 de 189, lo que da un paupérrimo 16'4% de acierto desde la linea de tres puntos. Podía ésto cambiar?... Podía.
A lo largo de la siguiente campaña se vio un jugador totalmente diferente, las muy alargadas sombras de Phil Jackson y Tex Winter ya le tocaban en sus talones y sobre todo en la punta de sus dedos, de tal forma que desde el inicio se empezó a ver un Michael Jordan diferente, con mas armas en su inventario, ya no era el jugador que tenía que penetrar sino que empezó a constituír una mayor amenaza en el tiro cuando pasó de ese pobre porcentaje de 16'4% a un impresionante 27'6% en la campaña 88/89. A lo largo de dicha campaña llegó a meter 27 tiros de tres puntos de 98 intentos. Sí aún no era una seria amenaza pero ya no se le podía flotar con la misma alegría y tranquilidad que en temporadas anteriores.
Hasta que explotó.
En la temporada 89/90. Aquella que se quedaría raspando su primera final de la NBA se convirtió en el jugador total que no muchos apostaban que podía ser, llegando a meter un 37'6% de sus tiros de tres. Metió 92 de sus 245 intentos desde la linea. ¡¡¡Casi el doble que en sus 5 años anteriores!!!Estaba claro que él nunca sería un Mark Price o un Steve Kerr, pero la cuestión es... ¿Cómo es posible subir 20 puntos en porcentaje de tiros de 3 puntos ?!?!?!?!?!?!!!?!!!!!!
Algunos necios podrían decir que era talento, yo sé que fue trabajo.

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